domingo, 24 de junio de 2007

"Un pacto con la oscuridad" de Horacio Acosta

Yo estaba en mi casa descansando después de un día de trabajo agotador, cuando de repente sonó el teléfono. Contesté. El que me llamaba me dijo que tenía que ir a ayudar a mis hermanos que estaban en problemas. Le pregunté dónde quedaba ese lugar. Él me respondió que quedaba en la provincia de Santa Fe. Además me dijo que me daría cuenta de cuál era el lugar.
Emprendí el viaje a la provincia de Santa Fe. Busqué las pistas que este hombre me dio. Mientras lo hacía, el sol se escondía y tuve que buscar un lugar donde dormir. Encontré un hotel.
Estaba durmiendo cuando escuché unos ruidos que eran a mi parecer de animales extraños. Al llegar el día pregunté qué eran esos ruidos. Los de la ciudad no me querían decir hasta que unas personas me dijeron lo que pasaba. Me dijeron: “Las personas de aquí no te van a decir porque esos animales raros llegaron junto con tres personas”. No dudé un momento y les mostré una foto preguntándoles si eran ellos y me dijeron que sí. Les di las gracias y pensé en el hombre que me dijo que me iba a dar cuenta de lo que pasaba.
Traté de investigar de dónde venían esos animales. En el recorrido, uno de esos animales se me apareció en el camino, pero no me atacó. Lo seguí hasta su escondite y encontré a los otros animales que dormían. Vi tres figuras y me parecieron conocidas.
Las figuras se acercaron hasta la luz y vi que eran mis hermanos y les pregunté qué eran esos animales y me respondieron: “son nuestros hijos”. Les pregunté por qué decían sus hijos. Repitieron que eran sus hijos.
- Pero si ustedes son seres humanos y no animales, les dije.
- Están creados por el poder de la oscuridad y nuestro odio hacia la gente de este pueblo, gritaron.
- ¿Qué les hizo este pueblo para que piensen así?
Y me contaron que cuando llegaron la gente los veía muy mal. Creían que eran personas con poderes extraños porque podían comunicarse a través de un aparato que para ellos era raro, pero para nosotros común ya que era raro que una persona no tuviera celular.
Y les dije: - ¿Por eso van a hacer un trato con la oscuridad? Además ustedes son un tipo de personas que no van a hacer el mal por eso.
Y me respondieron: -Parecíamos buenas personas, pero… ¿te unís a nosotros o no?
- ¿Qué?, grité. Y empezaron atacarme los animales y no tuve más remedio que atacarlos a ellos hasta que murieron todos. Entonces desaparecieron y me di cuenta que los animales eran mis hermanos.
Me fui del pueblo a mi casa en la provincia de Buenos Aires. Y no contesté más el teléfono.

No hay comentarios: